Se encontraban un policía y un sospechoso de asesinato en un interrogatorio. El sospechoso era tan brillante que recordaba toda su vida perfectamente, por lo que estaba seguro que no lo descubrirían.
El policía le pregunto: "¿Tú eres el asesino?" y el sospechoso, confiado, respondió con un "No". El policía, sorprendido por la respuesta, no supo que decir, ya que siempre descubría al asesino con una sola pregunta, por lo que se quedó en silencio. El asesino pensaba que había salido victorioso.
Al cabo de tres minutos, el policía le vuelve a preguntar: "¿Tú eres el asesino?". El sospechoso, extrañado, respondió nuevamente con un "No". El policía se sorprendió nuevamente y se quedó callado.
Al cabo de otros tres minutos, el policía le vuelve a hacer la misma pregunta: "¿Tú eres el asesino?". El sospechoso confundido solo pudo responder con un "¿Q-qué?"
Después de cinco horas haciéndole la misma pregunta, el sospechoso se hartó y le gritó al policía: "¡AAAAHH, CÁLLATE! ¡SÍ, YO SOY EL ASESINO, SÓLO CÁLLATE!". El policía se levantó y dijo victorioso: "¡Ja, confesaste! Sabía que te desenmascararía con una sola pregunta!". El asesino irritado exclamó: "¡¿Una pregunta?!", y después de pensarlo un poco todo tenía sentido, ¿Cómo alguien había podido desenmascararlo a él con una excelente memoria a largo plazo?. La respuesta era clara, alguien con una pésima memoria a corto plazo
Robert Catalán